¿Os acordais de cuando de pequeños en el parque el tobogan?
¿De ese vacio que subia brutalmente de la barriga hacia
el pecho? Luego el frenazo y el silencio, las visceras de nuevo en su
sitio y la arena en los bolsillos. Breve, intenso, completamente
adictivo.
Hablo, trabajo, duermo, nada de parque ni tobogan. Y ahora, constantemente, ese mismo vacio atascado entre el pecho y la barriga. Atenuado y diluido pero profundo y preparado para durar.