11 dic 2009

a proposito do vermelho

A veces nos vemos de año en año, cuando ella está en barcelona o yo voy donde sea que ella esté. De normal llega tarde, justo sobre el punto en el que estoy por marcharme. Pero aunque pueda parecerlo yo nunca me enfado, ella es así: habla de cosas volátiles, de danza y subvenciones estatales. Gesticula mucho más de lo necesario, paladea en cada frase la miel que su isla le puso en los labios. Le discuto porque sabe que tengo razón, lo mismo que ella sabe que la entiendo cuando usa superlativos para describir cosas minúsculas. Sobre lo ordinario nos contamos lo justo para encontrar coincidencias divertidas: resulta que conoció a la antigua inquilina de mi piso, que ya había estado comiendo en este comedor. Nos besamos despacio, nos acariciamos mucho. Nuestro lugar común está en algún punto entre el ombligo y el pubis, por eso sobretodo nos estamos callados. Si algun día nos hemos llegado a desnudar completamente, la verdad, no lo recuerdo. Entonces se va, siempre debe acudir a alguna reunion importantísima donde todo el mundo se hinchara la boca hablando de arte. Yo la miro y se que comparte lo que le digo, que el arte somos nosotros aqui, en silencio, que el resto son artificios -es una tipa lista. Pero se va, y pone cara de gatita mientras me mira profundamente. Nos volveremos a ver, ya lo se. Nos seguiremos viendo hasta que uno de los dos desaparezca, y sólo entonces será triste. Mientras tanto es bonito, por eso no digo enfermizo.




5 comentarios:

  1. Entonces, será triste, pero no dejará de ser bonito, al fin y al cabo.
    Por cierto, la isla de la miel es tb la del ron-miel?

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  2. "Nuestro lugar común está en algún punto entre el ombligo y el pubis", "Mientras tanto es bonito, por eso no digo enfermizo",genials.
    M'estant agradant molt els últims posts.

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  3. ¡¡Ssiii!! El ron-miel... creo que me lo hizo provar en una fiesta, hace unas cuantas vidas... ya no me acordaba de él!

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  4. ...o quizá no fué ella... fué en otra fiesta donde prové ese brebaje... si no recuerdo mal lo trajeron un par de canarios (claro), uno muy alto y muy cachondo y el otro, uno bajito, muy callado pero que le daba siempre el contrapunto en el momento preciso y que más tarde, como por casualidad, nos explicó que era campeón europeo de karate o algo así... pero vete tu a saber, cuando lo mezclas con el ron (miel) todo se diluye un poco...

    (la biblioteca ramon, aij, la biblioteca...)

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  5. Lo que sucede con ellos dos, es que son una historia que fue interrumpida, acabada, dilatada, y que ahora sorprenden sus encuentros. Tal vez ella asume el irse como la disculpa perfecta para mantener el orden. Ella sí se acuerda. A ella no le interesa el arte cuando ve sus ojos de niño. O el arte está en sus ojos. En los ojos. Un portazo.

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