27 sept 2009

una gran indolencia de pez

Es un sentimiento de cotidianidad desbocada, muy setembril. Los domingos recuperan su razon de ser y a veces -es apenas un segundo- me recuerdan que continuo siendo el mismo energumeno de siempre, solo que ahora la furia se ha hecho vieja y no se mueve. Las acelgas con patata, una mochila que preparar antes de ir a dormir. Un collar olvidado en la mesita de noche. Todo un engranaje de cosas sencillas al que soy incapaz de volver, como un dolor antiguo que oliera a colada recien tendida.

No me abraces, te pincharas: bajo el jersey solo hay raspa de pescado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario